domingo, 6 de mayo de 2007

Un eterno abrazo, amigo mío.


Mi querido Juan Luis,

Contarte mis penas siempre me ha resultado de gran ayuda por eso lo hago ahora, a pesar de que en este caso sea tu propia ausencia lo que me entristece. Quiero que sepas que aunque tengo un dolor muy grande y no puedo dejar de pensar en ti, espero ser capaz de convertir esta sensación en algo positivo, como quizás te hubiera gustado. Espero conseguirlo, pero debes comprender que esto me llevará algún tiempo.

Bueno, amigo mío, hasta aquí llega una etapa de nuestra amistad, y ahora empieza otra en la que tendré que conformarme con los recuerdos de nuestras experiencias juntos. Sólo espero que el paso del tiempo no los perturbe demasiado, para lo cual tendré que estimular mi memoria con fotos, cartas etc., pues me preocupa olvidar detalles. ¡Qué lástima no tener alguna foto de cada momento especial que compartimos!.

Ahora que estoy buscando fotos recuerdo el día que nos conocimos hace 17 años cuando subimos al Teide con Antonio y Leo a tirarnos por la nieve con un pequeño trineo. Sin saberlo, aquel día lo pasé con los que poco después os convertisteis en mis amigos inseparables: Los años en el piso de estudiantes en Las Palmas, los deportes , los viajes, las inquietudes, los sueños compartidos y tantas otras cosas que tengo que rebuscar en mi memoria.

Después te fuiste de Erasmus durante un cuatrimestre, y casi en el último momento yo decidí seguir en Las Palmas. Al final te quedaste durante unos 5 años en Finlandia con los buenos compañeros de Gran Canaria y muchos otras personas que conociste, dejando amigos por medio mundo, como pude constatar cuando te visitamos en Tampere José Alberto, Isa, Leo, Antonio y yo en el verano del 99.

Al concluir tu etapa finlandesa regresaste a Tenerife y desde el primer momento quedó claro que nuestra amistad estaba en el punto álgido en el que la habíamos dejado. Recuero que en esos días no tenías claro lo de echar raíces en las islas, pues te habías acostumbrado al ambiente internacional que aquí no era fácil encontrar. Pero lograste satisfacer ambos deseos incorporándote al Instituto de Astrofísica de Canarias en el año 2003 después de presentarte a dos plazas de ingeniero y quedar el primero en ambas. Con la ilusión de un trabajo nuevo que cumplía tus expectativas, animaste a Cami a venir a Tenerife y volvimos a compartir gran parte de nuestros proyectos de vida. En octubre de 2004 yo me incorporé también al área de instrumentación del IAC, por lo que la cantidad de tiempo que pasábamos juntos ya no se limitaba al tiempo libre, desde entonces nos veíamos también en el trabajo. Estos últimos años han sido para mi de gran plenitud en mi vida disfrutando entre otras cosas de tu amistad.

Por un lado el nacimiento de mi primer hijo Eduardo, al que esperaste pacientemente en la sala de visitas del hospital para poderlo ver minutos después de nacer el 8 de febrero, y por otro lado tu terrible despedida 2 días después, me hacen sentir que una nueva etapa comienza en mi vida, para la cual quisiera pedirte que me prestes tu optimismo, tu amor a la vida y a las nuevas experiencias, tu honestidad, tu idealismo y tu gran valoración de la amistad. Ya se que te pido mucho, pero siempre has sido generoso conmigo.

Eduardo es aún muy pequeño pero su presencia me resulta fundamental para superar tu ausencia y algún día le hablaré de ti.

Un eterno abrazo, amigo mío.


Santa Cruz de Tenerife, a 20 de febrero de 2007
Miguel

1 comentario:

tampere dijo...

Gracias, Miguel, de corazón.
Juan Luis y Mari Carmen