No lo estoy llevando nada bien, como todos supongo. Sufro por tí, por tu familia, por Cami. Y por los míos, porque tengo miedo. Julián me dijo el día 11 "siempre había pensado qué suerte teníamos de no haber sufrido nunca una desgracia entre nosotros", pero la suerte se acabó aquel día.
Me acuerdo de tí a diario, varias veces, y pienso qué ironía que antes pasasemos tanto tiempo sin vernos, tiempo perdido. Ahora sueño contigo, feliz y sonriente como siempre, y entonces me doy cuenta de que la suerte fue conocerte, y que siempre estarás presente en mi vida como ejemplo de cómo debe ser un amigo, un hijo, un hermano, una persona. Y también me doy cuenta de que superaré mis miedos, porque es la vida, y que algún día en lugar de llenárseme los ojos de lágrimas al recordarte, esbozaré una gran sonrisa, amigo mío.
Luis.
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