Hemos leído con emoción vuestras "incursiones" en el blog de Marta, nos hemos emocionado con vuestras muestras de apoyo, afecto y entrañable solidaridad en el dolor infinito de unas pérdidas como las que hemos tenido. La vuestra mucho más reciente y más arrebatadora (al ser por accidente), por tanto mucho más dolorosa en la actualidad.
Supimos por César y Mateo nuestro vínculo indirectos con Juanlu y Marta, y por tanto con vosotros y con vuestro infortunio.
Precisamente ellos cuya correspondencia mantenida con Marta, año tras año, contra viento y marea y guardada amorosamente todos estos años, ha sido determinante para la publicación del libro de Marta. Se lo dijimos personalmente a César el día de la presentación de Una piedra roja...
Desde aquí os mandamos todo el coraje necesario que precisa esparcir las cenizas de un hijo en un ámbito tan hermoso como esos lagos de Finlandia. Nuestro pensamiento y nuestro corazón estarán con vosotros. De alguna manera esta acción libera un poquito más el dolor, y va logrando que el sentimiento de angustia vaya desapareciendo y quedando en su lugar una cierta serenidad que no resignación.
Es tan díficil "encajar" la pérdida de un hijo como duro es "gestionar" el tiempo de dolor y ausencia, de tal modo que parece imposible no caer en la depresión o en la desesperanza. Pero poco a poco la ausencia exterior se va convientiendo en presencia interior y el hijo o hija que estaba afuera y vivía por su cuenta se instala definitivamente en el corazón de los padres o de los hermanos y vive de ellos y con ellos compartiendo todos los instantes de la vida. Al principio es una presencia abrumadora, es mucho más que un recuerdo, pero lentamente esta presencia se hace costumbre, el dolor se mitiga y el miedo al dolor desaparece, sin forzar, dejando pasar el tiempo, dejando estar y permanecer sin miedo al recuerdo y sin miedo al dolor y al sufrimiento.
Ciertamente son tiempos de sufrimiento, pero son parte de nuestra vida.
Creo que este blog os permite recibir el calor y el sentir compartido de familiares, amigos y conocidos, vuestros y de Juanlu, del mismo modo que el libro de Marta nos ha servido para disfrutar de su compañía (doloridos al principio y alegres y felices en la actualidad) y para mantener viva su presencia todo el tiempo que nos sea permitido.
¿Que me dirías tu, Marta, hija mía, si yo estuviera en tu situación? le pregunté a Marta un día
que tuvo una bajada de ánimo considerable.
Ánimo, papá.-
Pues eso te digo yo. Ánimo Marta.
Siempre que me sentía decaído me he dicho a mi mismo: Ánimo papá y eso es lo que yo os digo y es lo que os diría Juanlu. ¡Ánimo Tampere! ánimo a todos. Y cuando tengáis fuerzas y ánimo suficiente leed el libro de Marta que en él está acompañada por César y Mateo y por Pepelu, María, Jara, Marga, Manuel... y toda una generación de chicos y chicas, aventureros, emprendedores, luchadores, solidarios y generosos como Juanlu al que veréis dibujado en muchos trazos de las pinceladas con las que Marta escribió y dibujó su vida sin pretenderlo.
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