jueves, 15 de febrero de 2007

Del proyecto IMaX

Los proyectos siempre se empiezan con ilusión. Y así fue con la posibilidad que nos surgió en 2001 de volar un instrumento para un globo Antártico. Cuando lo empezamos, pronto nos vimos contratando gente para diversas tareas del proyecto. Nosotros en el IAC, para el software de tierra, contratamos a Juanlu. Hay un detalle del proceso de selección que nos cuenta mucho de él, aunque entonces todavía no le conocíamos personalmente: se presentó a dos plazas de ingeniero de software y acabo número uno en las dos listas de seleccionados. En vez de ser elegido por un proyecto, era el quien eligió proyecto convirtiendo a IMaX en el ganador de la selección. Así era él: cogiendo el timón por donde lo veía a su alcance. Estaba con nosotros desde 2003 y siempre lo estará. Pocas veces el proyecto tuvo tanta suerte como el día en que Juanlu se nos unió. Venía formado como ingeniero desde las frías finlandias a su tierra natal y, para pesar de muchas, se trajo a su entrañable novia Cami. Y empezó a trabajar.

En los proyectos hay momentos más fáciles y más difíciles. Las decisiones se hacen complicadas y, con frecuencia, resolver y avanzar no es obvio. Pero Juanlu siempre ayudaba en todo momento y a todos, era un discreto pero muy sólido y fuerte pilar en el progreso del proyecto. Se dedicaba de pleno a su trabajo y le interesaba el de los demás. Quería entenderlo todo. Y lo lograba. Para sintonizarse con el desarrollo de IMaX estudiaba desde la polarimetría hasta las costumbres de los pingüinos (¡íbamos a la Antártica!). Era nuestro ingeniero de software en tierra y todo confluía en él: los datos del instrumento en vuelo y las exigencias de los científicos en tierra. Decidió que necesitaba comprender porqué se le pedía lo que se le pedía y se fabricó un simulador del instrumento en una página Excel que incluía hasta el último detalle del mismo. Y si tuvo que aprender óptica para hacerlo, lo hizo. Esa página Excel que realizó es una digna herramienta de la mejor combinación de Ingeniero de Sistemas e Investigador Principal que uno pueda soñar. La guardamos como oro en paño. Y cuando ya había entendido el instrumento continuó manos a la obra, con ilusión, esfuerzo y, siempre, siempre, buen humor.

En todo el consorcio de IMaX y SUNRISE, en Granada, en Madrid, en Valencia, en Lindau, en Boulder y allí donde fue creó amigos y vínculos entrañables. Su mentalidad abierta y su contagiosa sonrisa eran un acicate para todos. Juanlu era genial. Sólo se le podía querer y apreciar Su recuerdo nos alimentará para seguir solucionando lo que se nos presente en el camino hasta el lanzamiento de SUNRISE. Su recuerdo sobrevivirá a los proyectos y a las personas que los hacen.

Con él hubiéramos ido al fin del mundo.


Lotti y Valentín

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